miércoles, 11 de agosto de 2010

LA SAGA DE LOS CHOLOS DE CORDOVA

El indiferente azar lleva a algunos hombres, marcados por un sino de eternidad, a enredarse con su gloria o su tragedia solo cuando asombrados logran entrever aquel motivo que les retuerce el alma, y por el cual las futuras generaciones, también asombradas, justificaran su mito.

La leyenda quiere que un hombre en una noche de bohemia intrascendente, en una ciudad cercana a la frontera de su patria de nacimiento, prometiera por engaño a una huaicaina triste, cumplirle un sueño.

Aquellos que tuvieron la perra suerte de verlo en aquellos brillantes días del inicio, arengando a los escasos e indiferentes transeúntes en la plaza mayor de la Heroica Ciudad de San Pedro de Tacna, lo recuerdan como un hombre moreno de infaltable sombrero que trataba ingenuamente de darle a su discurso un tono criollo usando el verbo haber donde no era necesario y con la mirada hacia el cielo de un San Martín de Porres.

Esos mismos testigos relatarían después como en menos de dos años y en la misma plaza, la multitud se amanecía para escuchar su arenga matinal, y como ese veintitrés de noviembre, dos años y dieciséis días después de su primer discurso partía hacia el sur seguido de diez mil cholos armados de casi puro coraje al histórico rescate de un pequeño navío, carcomido por la polilla de mar, destartalado por el tiempo, oxidado por décadas de oleaje indiferente, pero glorioso para siempre, el momificado a punta de brocha Monitor Huascar.

Avanzo a fuerza de sorpresa sobre un sur desprevenido, rindió Arica e Iquique, evitó por motivos mas personales que estratégicos la monótona ciudad de Calama, cerco durante sesenta y cinco días el puerto agobiado de Antofagasta, sin poder detener al final la masacre de changos que sus huestes de cholos le infringieron enardecidos por el tedio de la espera. Taltal se rindió sin dar batalla, sintiendo que la ocupación era mas una liberación que una derrota.

El éxito de guerra santa que lo llevo en cientoveintisiete días con sus noches de farra desde la Tacna heroica a un Taltal asombrado lo hizo recapitular, y decidió en mala hora detener el avance para ordenar sus tropas y planificar la estrategia que lo llevaría a la rada de Talcahuano.

Formo un Ministerio de Guerra en campaña, un Grupo de Amigos de Confianza, y un Estado Mayor en alerta permanente. Entre sus seguidores mas fieros y despiadados nombro en una sola tarde tres Generales de Siete Estrellas, cinco Contralmirantes de la Mar Oceana, siete Tenientes Intranquilos y treinta y dos Cocineros de Picantes de Cuye, pero demoró dos semanas y media en el nombramiento que lo iba a llevar al fracaso, Janislaw Dimitrovic Jrewelsky, asumió el cargo de Jefe del Departamento de Informática.

El tal Jrewelsky era el representante de la International Bussines Machine en Curazao, Nova Lima y San Felipe de los Andes, había llegado a Taltal tres días antes de la ocupación para ofrecer al ejercito de recuperación un software que permitía generar un wireframe sin interpretación geológica, basado en la teoría de los fractales. Cordova rechazo el ofrecimiento pero le dijo que esperara por si cambiaba de opinión.

Habiendo finalmente nombrado su alto mando, pudo dejar en otras manos las rutinas de la guerra y dedicarse a lo que era su pasión, y a pesar de su vasta experiencia intento aplicar estadística no parametrica en el consumo del parque, teoría de colas a la hora del rancho y programación lineal en la estrategia que desarrollaba ante los ojos de espanto de sus generales descalzos. La falta de información validada lo llevo a nombrar entre aquellos cholos polvorientos, equipos para tomar, procesar e inventar si es preciso, los datos necesarios.

Mientras tanto, las sucesivas e innecesarias expansiones del Departamento de Informática le fueron desgastando sus menguados recursos. Una maraña burocrática lo envolvió bajo el tutelaje de Jrewelsky, su mano derecha. Sus ordenes eran codificadas, digitadas, erosionadas, desarticuladas y finalmente archivadas, pero ya no se cumplieron. Cuando lo hizo fusilar después de un juicio sumario en que el fue el juez, ya era demasiado tarde.

Aun hoy los niños que visitan las ruinas de su cuartel general se asombran de la cantidad de computadores Hewlett Packard Vectra 486/33VL, y algunos Pentium sin uso arrumbados en los casi infinitos cuartos del Departamento de Informática. No logró encontrar la estrategia que buscó desesperado, se fue diluyendo y enredando en una ilimitada telaraña de simulaciones condicionadas y aproximaciones estocasticas.

Cuando los días comenzaron a hacerse interminables a la espera de decisiones, cuando el pantano de su propia burocracia lo ahogo definitivamente en el lodazal de los días iguales, para matar el tiempo comenzó a evangelizar sus huestes de negros desabridos obligándolos a leer lo que el llamaba el texto capital para comprender la estructura del universo, Teoría de Cónicas Deformadas escrito a fines del siglo XVI por el ornitólogo heresiarca Ben Al Rami.

Algunos historiadores modernos pasando a llevar cuatrocientos años y un continente entero han promovido la falacia de que ambos fueron alguna vez amigos y que habrían discutido ante testigos de crédito (citan a Parmenides y a Safo) en algún tugurio de Alejandría, la tenebrosa cuestión de las Bases de Datos Relacionadas. Cuidadosas dataciones radiometricas llevadas acabo en los últimos años por la Smithsonian Institution han desbaratado esta aparatosa coincidencia.

La rebeldía cultural de los analfabetos pero felices cholos produjo los primeros quiebres y las primeras deserciones en sus tropas, era una estirpe creada para construir canales faraónicos y tumbas incomprensibles, no para el álgebra bizantina ni las insoportables Series de Fourier, su ignorancia histórica y su empecinamiento en convertirlos a la Geometría Analítica llevo finalmente a la sangría continua y terminal de su ejercito. El fin era inevitable.

El azar, esta vez para rescatarlo, lo llevo a un nuevo y también decisivo encuentro, ahora en el peor prostibulo de Taltal, El Gato Negro. Allí, abrumado por el fracaso de la irresponsable cruzada se hundió en los brazos de otra morena de ojos almendrados y caderas de perdición, que el no buscaba pero que siguió buscando desesperado, hasta el mismo día de su partida al exilio de Moquegua, sin ella, sin gloria y con la intima tragedia de volver a ser el mismo de siempre pero ahora para siempre.



Nota del autor.- Esta historia esta basada en las nota hechas al margen en el manuscrito original del Teoría de Cónicas Deformadas fechado en Amsterdam en mil quinientos ochenta y cinco, ambas letras claramente coinciden. El volumen se encuentra en la biblioteca del Institut fur Geologie, Geophysik und Geoinformatik de la Freie Universitat de Berlín.



Nota del editor.- El lector habra notado en el texto algunas paradojas de tiempo y de espacio, la editorial respetando el derecho del autor ha preferido mantener el texto original aunque dichas inconsecuencias lo hagan perder verosimilitud. No obstante, dada su tracendencia historica se encargo a los malogrados investigadores, Ludwig van Moltzke Profesor de Estado en Analisis Numerico de la Universidad de La Sorbone y al especialista en Historia Andina Contemporanea Arthur Alexander Quispe Mamani la revision exautiva de todas las fuentes historicas relacionadas. Si bien el brutal asesinato de ambos eruditos en la sierra de Chiclayo impidio la completacion de su informe, sus apuntes personales seran publicados proximamente bajo el titulo de Comentarios a la Guerra de los Cholos.

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